El bádminton entró a España a través de la comunidad de Galicia a principios de la década de los 70. Miro Falcó (director de un gimnasio y Licenciado en INEF) mostró a sus jugadores las primeras raquetas de bádminton que llegaron a España y el volante que había traido de un viaje a Suecia.
Meses más tarde, unos marineros ingleses que estaban atracados en el puerto de Vigo, se pusieron en contacto con estos primeros practicantes, a los que les enseñaron las verdaderas reglas y les enseñaron a mejorar su juego. Gracias también a ellos, conocieron que en Portugal ya existía una federación formal con más de 25 años de historia, lo que ayudó a entender de manera total el deporte.
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